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lunes, 9 de junio de 2014

Etty Hillesum, ejemplo de ACEPTACIÓN




La siguiente oración la escribió Etty en un barracón de Auchwitz poco antes de morir. 

Hoy todavía hay muchos Auchwitz en la humanidad, y seguramente a veces en nuestro propio corazón. 
Por eso la tarea o la misión que nos insinúa Etty mantiene toda su actualidad y sin duda no le falta credibilidad.
 

¡Que algún día Dios se vea sorprendido porque a vari@s nos ha dado de rezarla al mismo tiempo!
 


Para orar
 
Dios mío, estos tiempos son tiempos de terror.
Esta noche, por primera vez, me he quedado despierta en la oscuridad,
con los ojos ardientes, mientras desfilaban ante mí,
sin parar, imágenes de sufrimiento.

Voy a prometerte una cosa, Dios mío, una cosa muy pequeña:
me abstendré de colgar en este día, como otros tantos pesos,
las angustias que me inspira el futuro.
Pero esto requiere cierto entrenamiento.
De momento, a cada día le basta su pena.

Voy a ayudarte, Dios mío, a no apagarte en mí,
pero no puedo garantizarte nada por adelantado.

Sin embargo, hay una cosa que se me presenta
cada vez con mayor claridad:
no eres tú quien puede ayudarnos,
sino nosotros quienes podemos ayudarte a ti
y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos.

Esto es todo lo que podemos salvar en esta época,
y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío.

Quizá también nosotros podamos contribuir a sacarte a la luz
en los corazones devastados de los otros.


Etty Hillesum, Diario durante la persecución nazi

 

Etty era "moderna" y cercana a nuestras situaciones. 
Su itinerario fue el de una mujer libre de todo prejuicio hereditario, ideológico e incluso religioso. Aunque su camino parece dirigirse hacia un Dios que se manifestó en Jesús.
 
En su vida cotidiana va descubriendo un Dios discreto, incluso vulnerable, pero a la vez de una prodigiosa densidad existencial, lejos de una religiosidad sentimental y de nostalgias infantiles. 
Somos muchos los que nos reconocemos con ella: en sus tanteos, en la ambigüedad de ciertas de sus experiencias  sexuales y afectivas, en su sinceridad, en su obstinación en querer ‘ver claro’ con las personas con las que se encuentra como en los acontecimientos ordinarios, incluso los más trágicos.

La primera oración en su Diario: 
Muchas veces no serán oraciones formalmente explícitas pero sí reflexiones:

(A las nueve de la noche)  
“Dios mío, asísteme, dame la fuerza, porque la lucha se presenta dura. Su boca y su cuerpo (Spier) estaban tan cerca de mí, que no consigo olvidarlos. No quiero para nada un ligue con él. Y sin embargo esto tiene toda la pinta de tomar ese camino. Pero yo no lo quiero. Su futura mujer está en Londres, sola, y le espera.”  (19 de marzo 1941, p.35)

(Y la primera vez que se dirige a Dios con un sentimiento de ternura).  
“¡Amado Señor, no puede ser que te pida ayuda por cualquier futilidad! Pero esta vez, el hecho de haberte llamado con todas mis entrañas, con una especie de ímpetu profundo, pero esta vez te pido: continúa actuando en mí y a darme fuerzas.”   (11 de diciembre 1941)


Sentimientos hacia Julius Spier

Prácticamente desde el principio, Etty y Julius Spier (S.) se implican en una relación  terapéutica (S. era quirólogo), sentimental y erótica. Etty experimenta ilusiones y regresiones obstinadamente recurrentes; sensaciones contrapuestas…

“No estoy enamorada de él en absoluto, ni tampoco lo quiero. Me cautiva y me fascina como persona y aprendo lo indecible de él. Desde que le conozco, estoy pasando por un proceso de madurez con él que a esta edad nunca hubiera podido soñar”. (8 de mayo de 1941)

Spier fue, al mismo tiempo, el catalizador que ayudó a Etty a encauzar sus energías psíquicas bloqueadas, en una dirección creativa y a emprender un camino espiritual extraordinario. Fue un verdadero “iniciador”, un acompañante, un mediador entre ella y Dios.

Tal vez fue este el momento en el que ayer tuvo lugar para siempre un gran cambio en nosotros… Hemos entrado en una nueva realidad en la que todo tiene otros colores y otros acentos… Cada encuentro es también una despedida… Le amo con todo el desinterés que he llegado a descubrir en mí misma, y no quiero transmitirle el más mínimo peso de mis temores y de mis deseos. Incluso renunciaré al deseo de poder quedarme con él hasta el último instante”. (6 de julio de 1942)
Y unos días más tarde: “Y lo extraño es que no me siento en absoluto atrapada en las garras de nadie, solo me siento en los brazos de Dios, por decirlo de una forma hermosa”. (11 de julio de 1942).

A la muerte de Spier: “Amo tanto al prójimo, porque amo en cada persona un poco de ti, Dios. Te busco por todas partes en los seres humanos, y a menudo encuentro un trozo de ti. Intento desenterrarte de los corazones  de los demás”. (15 de septiembre de 1942).

Y el mismo día que moría J. Spier, es capaz de recordarlo de esta manera: “…Tú, gran persona comprensiva, buscador de Dios, que encontraste a Dios. Has buscado a Dios por todas partes, en cada corazón que se habría a ti – y cuántos han sido -, y en todas partes encontraste un pequeño fragmento de Dios. Nunca te has rendido”. (15 de septiembre de 1942)





La chica que no sabía arrodillarse

Un paso decisivo en esa búsqueda se da cuando ella misma se queda sorprendida de ser “La chica que no sabía arrodillarse y que aún así lo aprendió sobre una áspera alfombra de coco en un baño desordenado”- (22 de noviembre). 
Así resume Etty su vida: “¡Lo extraño que es mi historia  - la historia de la muchacha que no sabía arrodillarse o su variante : la muchacha que había aprendido a rezar! Es mi gesto más íntimo, todavía más íntimo que los gestos que cumplo para un hombre”.

“(…) Las amenazas y el terror crecen cada día. Me refugio en la oración como un muro oscuro que ofrece seguridad, me refugio en la oración como si fuera la celda de un convento; ni salgo, tan concentrada, y fuerte estoy. Este retirarme en la celda de la oración cerrada de la oración se vuelve para mí una realidad siempre más grande , y también un hecho siempre más objetivo. La concentración interna construye altos muros entre los cuales me reencuentro yo misma y mi totalidad, lejos de todas las distracciones. Y podré imaginarme un tiempo en el cual estaré arrodillada por días y días, hasta no sentir los muros alrededor, lo que me impedirá destruirme, perderme y arruinarme”. (22 de noviembre de 1941) 


La trayectoria de Etty

“Dentro de mí hay un pozo muy profundo. Y ahí dentro está Dios. A veces me es accesible. Pero a menudo hay piedras y escombros taponando ese pozo y entonces Dios está enterrado. Hay que desenterrarlo de nuevo. Me imagino que hay gente que reza con los ojos dirigidos hacia arriba. Ellos buscan a Dios fuera de sí mismos. También hay otras personas que agachan la cabeza profundamente y que la esconden entre sus manos; creo que esa gente busca a Dios dentro de sí misma”. (26 de agosto de 1941)

La trayectoria de Etty va de una obsesión por sus problemas personales, descuidando la situación social, a una aceptación radical, valiente y lúcida del drama que se le viene encima. Etty parece creer que la dignidad humana no se pierde por el hecho de sufrir, sino por el modo en que sufrimos.

“Quisiera ser un bálsamo derramado sobre tantas heridas.” (13 de octubre de 1942). 

Y sus cartas están llenas de actuaciones que hacen de “bálsamo”.
“El día anterior acudí a la barracón hospitalario, y fui de lecho en lecho. ¿Cuáles estarían vacíos al día siguiente?... Una chica me llama. Está sentada en su cama, con sus grandes ojos abiertos… Padece una parálisis y acaba de aprender a caminar… “¿Te lo han dicho? Me tengo que ir”… Nos miramos en silencio. No tiene rostro, solo ojos…” (24 de agosto de 1943)
 
“¡Dios mío, tómame de la mano ¡ Te seguiré de manera resuelta, sin mucha resistencia. No me sustraeré a ninguna de las tormentas que caigan sobre mí. Soportaré el choque con la mejor de mis fuerzas. Pero dame de vez en cuando un breve instante de paz. No me creeré, en mi inocencia que la paz que descenderá sobre mí es eterna. Aceptaré la inquietud y el combate que vendrán después. Yo te seguiré por todas partes e intentaré no tener miedo. Esté donde esté, intentaré irradiar un poco de amor, del verdadero amor al prójimo que hay en mí”. (25 de noviembre de 1941)

Etty va sintiendo y viviendo una solidaria compasión, va haciendo realidad esa frase que escribió al final del diario
 “He partido mi cuerpo como el pan y lo he repartido entre los hombres” (13 de octubre de 1942). 

Sus cartas se van convirtiendo cada vez más en oración.
 “Esta tarde estaba descansando en mi camastro y he tenido un impulso repentino de escribir este fragmento: “Tú que me diste tanto, Dios mío, permíteme dar también a manos llenas. Mi vida se ha convertido en un diálogo ininterrumpido contigo, en una larga conversación. Cuando estoy en algún rincón del campamento, con los pies en la tierra y los ojos apuntando al cielo, siento el rostro anegado en lágrimas, única salida de la intensa emoción y de la gratitud. A veces, por la noche, tendida en el lecho y en PAZ contigo, también me embargan las lágrimas de gratitud, que constituyen mi plegaria”. (18 de agosto de 1943)

Diecinueve días después, el 7 de septiembre de 1943 fue deportada a Auschwitz con toda su familia y otras 900 personas más (entre ellas, 170 niños). Según la Cruz Roja, su muerte ocurrió el 30 de noviembre de ese mismo año.


Oración del domingo por la mañana. (12 de julio de 1942) 
 “Dios mío, estos tiempos son tiempos de terror. Esta noche, por primera vez, me he quedado despierta en la oscuridad, con los ojos ardientes, mientras desfilaban ante mí, sin parar, imágenes de sufrimiento. Voy a prometerte una cosa, Dios mío, una cosa muy pequeña: me abstendré de colgar en este día, como otros tantos pesos, las angustias que me inspira el futuro. Pero esto requiere cierto entrenamiento. De momento, a cada día le basta su pena. Voy a ayudarte, Dios mío, a no apagarte en mí, pero no puedo garantizarte nada por adelantado. Sin embargo, hay una cosa que se me presenta cada vez con mayor claridad: no eres tú quien puede ayudarnos, sino nosotros quienes podemos ayudarte a ti y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos. Esto es todo lo que podemos salvar en esta época, y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío. Quizá también podamos contribuir a sacarte a la luz en los corazones devastados de los otros".


Captando el proceso de Etty Hillesum
Merece la pena de subrayar  las intuiciones que la trayectoria de una vida tan singular y una vez más tan cercana a muchas situaciones para los procesos de nuestras vidas:
1. Necesidad de guía ante una experiencia honda…
2. Conciencia de la interioridad, de la “vida interior”, fuente de gozo…
3. Reclama la atenta escucha…
4. y conduce a la experiencia unificadora, sentirse unido  a todo y a todos...
5. Exige una purificación, trabajo de “desbroce”…
6. Para todo esto,el silencio, la soledad, son irrenunciables, lo que no quiere decir aislamiento sino
7. capacitarse para descubrir la interrelación íntima de todo y todos... Y para descubrir el interior, el “alma    de las cosas”.

NOTA: En ningún momento este resumen pretende substituir el libro-diario de Etty Hillesum: “Una vida conmocionada”. Solo os deseo que aquel “grano de trigo sembrado pueda dar mucho fruto en vuestra vidas y en vuestros entornos vitales.

GRACIAS al P. Mikel Larburu por este recorrido tan hermoso y enriquecedor
 

 
 
 

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